viernes, 30 de marzo de 2012

LO DIFÍCIL NO ES CAER SINO VOLVERSE A LEVANTAR

Paula Hdez. Venancio - Colaboradora de Cope Salamanca

La verdad es que en las circunstancias en las que se encuentra el Salamanca (deportiva y administrativa) lo más fácil sería seguir escribiendo líneas sobre lo mal que está la Unión y pensar que con la Semana Santa acechando solo queda rezar a todos los santos para que esto no vaya a peor.

Aun así, la UDS no debe rendirse. Sí, ahora es uno de esos momento complicados en los que rendirse y bajar los brazos sería lo fácil. Pero una cosa tengo clara: lo difícil no es caer sino volverse a levantar. Y en estos momentos la unión necesita retomar el vuelo y para ello, precisa del apoyo de sus verdaderos amigos: la afición, los incansables.

Como charrita he vivido los mejores momentos de la UDS y cómo no, los peores, pero lo que nunca dejaré de sentir es ese sentimiento que te empuja a seguir dos colores: el blanco y el negro. Yo crecí con la UDS, crecí sin faltar un domingo al Helmántico, lloviese, hiciese frío o un sol que ni te dejaba ver. Desde que mi padre me llevaba de la mano hasta que comencé a ir sin él. Cada quince días los domingos estaban reservados para todo un ritual: el bocadillo, las pipas, ir andando hasta el Helmántico y mezclarte por el camino con el resto de afición. Ir a ver al equipo charro no era pasar 90 minutos era vivir un cúmulo de experiencias y dependiendo del resultado sentimientos cruzados.

Como decía Nelson Mandela "I just a dream", el mío: volver a ver a la UDS en el lugar que nunca debió abandonar y en las circunstancias administrativas a las que nunca debió llegar. 

viernes, 23 de marzo de 2012

QUERER ES PODER... HASTA EN EL DESIERTO

Jesús Macías Iglesias - Peña Unionista Imperio Charro

Desde el comienzo de la humanidad, civilizaciones enteras han construido su historia con su propia esencia como ilustre distintivo, muchas veces en contra de la adversidad. Se valieron de lo que tenían a su alrededor y no con más porque no tenían posibilidad. Tras la derrota entre semana de nuestra Unión contra el Mirandés, líder de grupo y semifinalista copero, ya sólo se vislumbra la extensa arena del desierto hasta el final, con el único objetivo de andar y no morir, reflejado en los cuatro puntos cardinales. Las palmeras con frutos que soñamos al inicio de la travesía han quedado secuestradas en nuestros sueños, y todavía hay que permanecer alerta para que ningún descuido en forma de mala pisada nos lleve a arenas movedizas, letales para los incautos. Todo ello para decir que estamos en terreno de nadie, que a falta de unos meses para acabar el Campeonato de Segunda División B sólo resta certificar la permanencia y no perder más dignidad deportiva de la que ya hemos visto diluirse.

El futuro de la institución se va a desarrollar en un escenario árido parecido, y digo bien, el futuro, porque sí lo hay, porque los unionistas estamos dispuestos a caminar por donde sea, y porque al igual que el ermitaño perdido en medio del mundanal olvido vive con la naturaleza como único acompañante, nos encontramos en una situación de vacío y carentes de bebida y alimento, pero idónea para ser capaces de renacer sin haber muerto. La ausencia de casi todo nos permite reflexionar sobre los errores que hemos cometido en el pasado, sin espejismos que sesguen lo que hemos hecho y lo que debemos hacer. El club y la afición vamos a seguir adelante, amparados por la ilusión de un escudo que nos representa a toda la provincia. La arena eterna, que parece acelerar nuestra agonía, es parte de la solución pues supone el sostén que sienten los pies de los más fieles y en su profundidad se encuentra el agua que pueda aliviar nuestra sed cuando rebose en el oasis al que queremos llegar. Por ello, la implicación de toda la ciudad con el apoyo y el retorno a las gradas de los ausentes, por los motivos que fuere, es una asignatura pendiente para sumar fuerza en esta travesía. Debemos despojarnos de lo innecesario y saber a quién tenemos a nuestro lado para sujetarnos si notamos desfallecimiento. Las instituciones salmantinas, los medios de comunicación y las distintas asociaciones de la ciudad deben aunarse a un plan de salvación que también es suyo y que deben sentirlo así por el compromiso que tienen con Salamanca. Tenemos miles de relojes de arena rotos bajo nuestros pies, indicando quizás que el presente es nuestro y que tenemos tiempo de hacer un proyecto viable e ilusionante para el próximo curso. Querer es poder, en cualquier momento y en cualquier lugar.

Nos vamos a valer con lo que tenemos, sin regalos pero pidiendo manos tendidas. Queremos una directiva que asuma la responsabilidad de dirigir el camino, queremos una plantilla que sepa dónde está y lo que significa, queremos una población implicada con lo suyo, queremos una única mirada hacia delante por parte de todos, lo exigiremos y lo apoyaremos siempre. Me niego a ver que uno solo de los que estén a mi lado no crea en la salvación de una entidad que tiene como enseña el esfuerzo y la pasión por la vida. Tenemos que terminar la temporada lo más arriba posible, aprender de los daños de la irregularidad y no volver a permitir jamás que falte la sangre que corre por las venas de nadie que lleve nuestras siglas. Cuantos más seamos, más tendremos y antes llegaremos al final de la llanura donde las palmeras no sean imaginarias y confirmen que lo hemos hecho bien, que tenemos vida y la tendremos siempre que sigamos caminando pese a nuevas épocas de destierro. Y así, generación tras generación, poder seguir ondeando las banderas al viento gritando eso de "cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer, si te acompañé en el desierto de Segunda B...".

Juntos siempre podremos.
¡HALA UNIÓN!