Hoy se cumplen dos años desde la triste desaparición del equipo que dio mucho a una ciudad que no le devolvió NADA. Dos años de aquella mañana cruel y dolorosa donde un señor con bigote junto con otro y una mujer anunciaron el trágico final, ellos eran los encargados de dar viabilidad a la entidad, pero.... ¿no quisieron, no pudieron...?, eso sí, la pasta por finiquitar la entidad se la llevaron calentita (lo que les interesaba a los tres).
Pasan los días, los meses, los días, los años y todavía soy incapaz de acostumbrarme a no ir al Helmántico, me siento raro y la pena me come por dentro. Soy consciente de que existen otros equipos, pero por suerte o por desgracia no me llama ninguno, y ese vacío sigue y seguirá conmigo hasta el resto de mis días.